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viernes, 20 de abril de 2018

NO, a la partición de Telmex



  •          Fueron los dueños de Telmex quienes indujeron la partición de la empresa
  •          Atenta contra los aspectos medulares del Contrato Colectivo de Trabajo
  •          Debilita la fuerza del sindicato al partir en dos su núcleo principal

El Plan final de separación funcional de Telmex emitido por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) a principios de marzo de 2018 por fin deja ver las verdaderas intenciones: no lleva como propósito eliminar la preponderancia, sino eliminar las prácticas discriminatorias, aunque con la división de Telmex se le da gusto a Televisa y al gobierno peñista de debilitarla. Pero nuestros patrones están aprovechando la ocasión para disminuir sensiblemente los derechos amparados en el Contrato Colectivo de Trabajo TELMEX/STRM, en especial las pensiones jubilatorias, y para debilitar la fuerza del sindicato, partiéndolo en dos.
 Como ha sido denunciado no solo por nosotros sino además por el Comité Ejecutivo Nacional, en realidad fueron los dueños de la empresa quienes impulsaron la llamada separación funcional que divide a Telmex y a Telnor en dos. La propuesta se puede resumir de la siguiente manera: 
 a) Llevarse  los servicios mayoristas de red local y de acceso, los enlaces dedicados locales y lo que llaman infraestructura pasiva asociados a dicha red, que abarca la red de acceso y la de transporte local, incluyendo una parte del equipo de transmisión, todo Planta Exterior y parte de los centros de gestión. Esto lo concentrarían en una empresa diferente llamada Empresa Mayorista (EM) o Telmex Última Milla (UMT).
 b) En Telmex deciden que se queden los restantes servicios mayoristas agrupados en una sola entidad, que llaman División Mayorista (DM) más otra entidad que se queda con los servicios al menudeo, llamada División Minorista.
Al detallar la manera en que funcionaría esta partición de nuestra materia de trabajo, que el IFT le avaló en lo general, nuestros patrones establecen una serie de mecanismos que atentan contra el contrato colectivo y contra el sindicato mismo. Veamos cuáles son:
Proponen que la empresa dividida se integre fundamentalmente con personal salido de Telmex, “… así como de otras sociedades prestadoras de servicios…”[1]. También más adelante establecen que “…parte del personal de las Empresas mayoristas provendría de Telmex/Telnor”[2], lo que indica que la otra parte puede ser con personal de las otras sociedades prestadoras de servicios que aluden, con personal de las filiales (pág. 223), con personal de nuevo ingreso o con cualquier otro personal, todo lo cual equivale a una sustracción de nuestra actual materia de trabajo.
Señala que los trabajadores transferidos a la empresa dividida no deberán tener punto de contacto con los que se queden en Telmex/Telnor, a menos de que técnicamente sea indispensable y que previamente esté autorizado por un superior. Aparentemente esto no estaría fuera de lo normal, pero el acento que ponen en ello y la ordenación de algunas medidas lleva un sesgo segregacionista e incluso carcelario que nos recuerda los tiempos siniestros de Tráfico y que se confirma cuando el IFT ordena la “Definición clara del perímetro de las EM mediante bardas perimetrales que delimiten las áreas de trabajo, cuando técnicamente sea factible”[3]
 Esto se percibe con mayor claridad cuando incluso en la División Mayorista, la que permanecería en Telmex/Telnor, refieren que deba contar con instalaciones físicas a las que “…solo puedan acceder los empleados que participen en la provisión de los servicios mayoristas regulados”[4], lo que elimina la movilidad por los ascensos de categoría que tenemos actualmente, las permutas o los cubrimientos de vacaciones que tienen algunas Especialidades, a menos que cada entidad, la mayorista y la minorista, tengan sus propios reglamentos y condiciones que permitan esto a su interior.
Por otra parte, en lo que se refiere al Contrato Colectivo de Trabajo, el Plan Final tiene tres actitudes.
La primera establece  que “… las EM asumirán los derechos y obligaciones derivadas de las relaciones contractuales individuales y/o colectivas, respecto del personal que les sea traspasado…” [5] (pág. 223), lo que da la apariencia de que se respetarán los derechos contractuales.
 Segundo. Pero inmediatamente reviran en esto, pues más adelante el IFT dice que “los contratos colectivos de trabajo tendrán que ser negociados con los respectivos sindicatos de Telmex y Telnor, a efecto de transferir al personal a las EM” (pág 224). Esto implica que tendrán que negociarse los programas de productividad y también los perfiles de puesto para ajustarlos a la materia de trabajo, a la capacitación, requisitos de ingreso, etc. lo cual abre la posibilidad de que los dueños pretendan disminuir los derechos y aumentar las obligaciones.
 Legalmente proponen que sea la figura de patrón sustituto quien asuma el control de las empresas divididas y “…resaltan que la sustitución patronal no afectará las relaciones de trabajo existentes, además de que el patrón sustituido (Telmex y Telnor) será solidariamente responsable con el nuevo por las obligaciones derivadas de las relaciones de trabajo y de la ley, nacidas antes de la fecha de sustitución, hasta por el término de seis meses y, concluido este, subsistirá únicamente la responsabilidad del nuevo patrón”[6]. ¿Y si se da el caso del fracaso de esta partición? Las nuevas empresas no podrán enfrentar sus obligaciones laborales y por lo tanto hasta ahí llegarán los derechos.
Como se ve, la partición de la empresa nos puede conducir a un escenario donde se deterioren más las finanzas de la empresa y la seguridad de la materia de trabajo, pues se consumaría que lo que tienen Uninet y Red Uno –que es de lo más importante-, se pierda de manera definitiva. Asimismo, perderíamos derechos contractuales y, en el extremo, la seguridad del empleo.
 Tercero. En el Plan se indica que deberá aplicarse un programa especial de capacitación al personal, tanto migrado como al que permanence, para asegurar que no se vayan a dar las prácticas discriminatorias hacia los restantes operadores de telecomunicaciones y para evitar, entre otras cosas, fugas de información o contactos innecesarios entre el personal de la empresa dividida y el que permanece. En una palabra, pretenden un cambio en la “cultura organizacional” cuyos ejes sean, entre otros, el Código de Ética y el Código de Actuación, mismos que se incorporan como documentos obligatorios, como ley a cumplirse sin que se dé a conocer su contenido y lo peor, sin que sean negociados entre empresa y sindicato como normatividad laboral que se agrega.[7]
Pero obligarnos a acatar dichos Códigos equivale a rebasar las normas establecidas en el Contrato Colectivo y el Reglamento Interior de Trabajo; significan una revisión contractual en los hechos donde se imponen normas, procedimientos de trabajo y relaciones laborales que no están pactadas entre las partes. Son imposiciones patronales que están por encima de los acuerdos entre empresa y sindicato y que quebrantan la ley.

 En lo relativo a las prestaciones económicas, aunque el Plan establece que se mantendrán los derechos y las obligaciones derivadas de la relación contractual, sin embargo, a la hora de que se negocien los contratos colectivos motivo de la separación y de la nueva estructura, los dueños presentaron, a requerimiento del IFT, una propuesta lesiva de “bases de determinación y criterios de la plantilla adicional a ser requerida, así como el soporte fundamental de los salarios base e integrados por tipo de puesto sindicalizado y de confianza”. En un segundo requerimiento, el IFT le pidió a Telmex/Telnor “Proporcionar la descripción de los beneficios de empleados asignados que serán modificados como consecuencia de la transferencia[8]. Y pues, ya encarrerada la empresa, ¿qué nos garantiza que no se irá contra los salarios, contra las prestaciones y contra los derechos laborales, si incluso uno de los miembros del IFT cínicamente lo está alentando al declarar que “hay derechos, pero no hay derechos eternos ni inamovibles”?[9]
Otro aspecto que llama la atención es el relativo al  Fondo en Fideicomiso para el pago de las pensiones y antiguedades. El Plan final establece que una parte del mismo será transferido a las empresas divididas para fondear el pago a los 12,315 jubilados (el 37.5% del total) que los dueños proponen se transfieran a estas empresas, según las cifras dadas a conocer por el Comité Ejecutivo Nacional en su resumen titulado “Separación Funcional” difundido en la Asamblea General Nacional del 10 de marzo de este año, ya que en la versión pública el IFT ocultó esta y otra información.
Pero el Fondo se encuentra en una situación crítica, pues en el caso de Telmex dejó de realizar  aportaciones desde el año 2010[10], justo en un período donde aumentó la cantidad de jubilados de manera importante. Además, es contradictorio que esté proponiendo la transferencia de casi 16 mil telefonistas activos  (que son la mayoría) a las empresas divididas, pero solo el 37.5% de los jubilados y que con un número menor de trabajadores activos que se quedan en Telmex/Telnor se ubique a la mayoría de los jubilados.

La pensión es una prestación contractual que se paga después de la relación laboral como trabajadores activos, pero que la empresa nos va descontando de nuestro salario integrado cada año. Al dejar de alimentar el Fondo, está incumpliendo y violando el Contrato Colectivo de Trabajo. Y peor aún si este dinero que debía acumular en el Fondo lo usó para consolidar la posición de América Móvil y de Telmex Internacional en detrimento incluso de la expansión de Telmex/Telnor.
Desde hace algunos años Telmex presenta una situación financiera difícil, sobre todo a partir de la escisión de Telmex Internacional en 2007, cuya responsabilidad recae tanto en el gobierno federal como en los dueños de la empresa; solo los primeros saben si con la nueva separación tendrá el desarrollo suficiente para superar esta condición, pero lo que demuestran las cifras es una política de estrangulamiento financiero, como se analiza en el Suplemento de este número del periódico.
En este este entorno, una nueva división de Telmex/Telnor acentúa el riesgo de que se deterioren aún más sus finanzas y de que trate de disminuir de manera importante el beneficio de las pensiones y pagos de antigüedad, y de las prestaciones económicas en su conjunto. Pero en términos generales, como hemos visto a lo largo de este análisis de la separación, está claramente anunciada la intención de realizar modificaciones fundamentales en el Contrato Colectivo de Trabajo tanto en el plano de la regulación laboral, en los procedimientos del trabajo y en la materia de trabajo, como en los derechos adquiridos.
Fibra Sindical. Órgano de La Asociación Mexicana de Trabajadores Activos, Jubilados y Pensionados 22 de abril, A.C., afiliada a la Nueva Central de Trabajadores. Comité Editorial: Jorge Zambrano González. (Querétaro, Qro.); Arturo Figueroa Saucedo, (Hermosillo, Son.); Hugo Márquez Madrigal (Lagos de Moreno, Jal.); Jesús Cuevas Ortiz, Melesio Ávalos Méndez, Miguel Ángel Lara Sánchez, Pablo Ángel Lugo Colín,  Ramón E. Félix Vázquez  y C. Benito Méndez Castro (Sección Matriz).
Correo de la Asociación:
Facebook: jubiladosypensionadosac
Los artículos firmados no necesariamente reflejan la opinión del Comité Editorial.
Y aunque en el supuesto de la separación los contratos colectivos sean los mismos, la membresía principal del sindicato quedará partida en dos, y la materia de trabajo en tres, así como la relación laboral. Por eso decimos que la separación funcional no resuelve el problema de la llamada preponderancia, sino que va enfilada contra los telefonistas, sindicalizados y de confianza de Telmex/Telnor. De ahí que nos pronunciemos enérgicamente en contra de esta decisión.





[1] IFT. Versión Pública del Acuerdo P/IFT/270218/130. (Sobre el Plan final de separación funcional de Telmex), p. 51.
[2] página 241
[3] Pág. 173
[4] Pág. 373
[5] Pág. 223. También se reitera en el inciso a de la pág. 225. En esta última página refieren que el contrato colectivo de las empresas mayoristas “contendrá las mismas condiciones que el actual correspondiente a cada empresa”. Habrá que ver qué entienden por “condiciones”.
[6] Pág. 224, subrayado nuestro.
[7] Pág. 240.
[8] Pág. 281, subrayados nuestros
[9] Pág. 67 impresa de la versión esteneográfica.
[10] Más específicamente, en 2010 solo aportó 289 mil pesos y en adelante ni un centavo, como se puede ver en el Suplemento.

El fondo de pensiones en Telmex y la separación funcional


Miguel Ángel Lara Sánchez

(El presente es un resumen de nuestro Suplemento publicado en este número del periódico bajo el mismo título y que da a conocer el resultado de una investigación sobre las pensiones jubilatorias y el pago de antigüedades. El documento íntegro se puede consultar y descargar de la versión digital de nuestros sitios web y de las redes sociales.)

La primera vez que se pacta la jubilación entre los telefonistas es en 1926 en uno de los dos sindicatos más importantes de telefonistas que existían en aquel entonces. Desde la unificación de los mismos (en 1950) en el actual Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, Telmex tenía una Cuenta llamada Reserva para Contingencias donde acumulaba cierta cantidad de dinero, de la cual pagaba las pensiones jubilatorias y las antiguedades de sus ingresos con cargo a los gastos de operación. En el año de la fusión de los dos sindicatos dicha Reserva representaba el 0.99% de los ingresos totales que obtuvo.
Dos décadas más tarde, en 1972, el Gobierno Federal adquiere el 51% de las acciones de Telmex y con ello se convierte en una empresa pública de propiedad estatal mayoritaria. En ese entonces la Reserva para Contingencias funcionaba de manera similar y representó el 12.56%.
CUADRO 1. TELMEX. PORCENTAJE DE LA RESERVA PARA CONTINGENCIAS CON RESPECTO A LOS INGRESOS TOTALES. Pesos

1950
1972
1990
INGRESOS TOTALES
93,096,454
2,724,637,000
16,273,043,000
RESERVA PARA CONTINGENCIAS
924,437
342,092,000
1,040,892,000
PORCENTAJE CON RESPECTO A LOS INGRESOS
0.99
12.56
9.20
Pasados 18 años, en pleno frenesí neoliberal, el gobierno de Salinas de Gortari da marcha atrás en el carácter paraestatal de Telmex y pasa a manos del capital privado en 1990.  En ese año la Reserva equivale solamente al 9.29% de los ingresos totales, no porque haya bajado, sino porque subieron notablemente sus ingresos totales, como se puede ver en el Cuadro 1.
Entre las primeras medidas que tomaron los nuevos dueños de la empresa, fue la creación de un Fondo en carácter de Fideicomiso que se destinara para el pago de las pensiones y las antiguedades. Comenzó con una aportación de 224 millones de pesos en 1990, cantidad que era muy inferior a las necesidades de ese entonces, si consideramos que la Reserva para Contingencias tenía más de mil millones de pesos en ese año.
Esta Reserva duraría todavía 13 años más, hasta 2002, cuando fue la última vez que se registró en los estados financieros de Telmex, mientras se robustecía el Fondo. En dicho año la Reserva cerró en poco más de 4 mil millones de pesos, mientras que el Fondo en Fideicomiso acumulaba más de 59 mil millones de pesos. Eran tiempos en que había pocos jubilados. por ejemplo, en 2003 en el Contrato Colectivo de Trabajo de Telmex/Strm habían 39,640 telefonistas activos y solo 8,200 jubilados.
Ya privatizada, Telmex ha tenido cambios importantes derivados de la revolución de las telecomunicaciones producto del lenguaje binario y que bajo el control de los nuevos dueños el fin principal y último es la obtención de los máximos niveles de ganancia. Así, ha transitado por cinco desprendimientos importantes:
El primero, al sustraer de nuestra materia de trabajo lo mejor de la comunicación de datos para concentrarla en Uninet y Red Uno, cosa que realizaron durante los años noventa del siglo anterior.
El segundo, al separar en el año 2000 el negocio de la telefonía celular en una empresa distinta y llevarse así la materia de trabajo más lucrativa. Cuando esto sucedió, se llevaron 59 mil millones de pesos de los bienes de Telmex, el 27% del total. Siete años más tarde, en 2007, vuelven a partir la empresa al separar a Telmex Internacional, llevándose casi 92 mil millones de pesos, que representaba el 65% de sus bienes totales, con lo que asestan el tercer golpe.
El cuarto se produce en 2010 cuando los dueños deciden agrupar todos sus negocios de telecomunicaciones en América Móvil, pasando Telmex y Telmex Internacional a ser subsidiarias de aquella. El quinto desprendimiento ocurrió también a principios de esta década cuando concentran activos fundamentales como equipo de conmutación y de transmisión, así como la flota vehicular en la subsidiaria RESA.
En todas estas divisiones se veían afectados los ingresos de Telmex, que venían de más a menos, acentuados por la lucha monopólica que lideraba desde entonces el Grupo Televisa y que ha impedido hasta el momento que Telmex pueda comercializar las señales de televisión.


Por su parte, el Fondo en Fideicomiso alcanzó su mayor inyección en 2003, cuando llegó a casi 8 mil millones de pesos. Pero un año después solo se le aportaron casi mil 700 millones. De 2005 a 2007 las aportaciones anuales bajaron todavía mucho más, pues ninguna de ellas rebasaba los cien millones de pesos. Todavía en los dos años siguientes aportaron al Fondo entre 4 y 6 mil millones de pesos, pero en 2010 solo inyectaron 289 mil pesos. Esa  fue la última vez que Telmex aportó nuevo capital para el Fondo en Fideicomiso, pues en adelante el Fondo se alimentaría casi exclusivamente del rendimiento de los intereses en que se encuentra invertido, es decir, que los dueños del negocio usaron la masa de dinero de esa prestación contractual que cada año creamos en la vida laboral para consolidar ese nuevo perfil corporativo.

 En la actualidad vivimos el sexto intento de partición de la empresa, que se puede consumar si todos los miembros del STRM no nos movilizamos para defender nuestra materia de trabajo y si es que el Secretario General dobla las manos. Vivimos una ofensiva recrudecida por parte de Televisa a través del gobierno Peñista y en particular de su brazo ejecutor, el IFT. Pero también de los dueños de la empresa, pues al amparo de éste, son quienes aprovecharon la ocasión para darle el tiro de gracia a Telmex y partirla en dos.
Pero mientras se ha inducido el achicamiento de Telmex, por el contrario ha crecido el número de jubilados y con ello el pago de las pensiones y las antiguedades en un juego siniestro por parte de los dueños, que pareciera llevar el propósito de conducirla a la quiebra para deshacerse del costo de las jubilaciones.

Analizando el Plan final de separación funcional del IFT, la verdadera intención se asoma: partir al sindicato en dos y llevarlo a una negociación del Contrato Colectivo de Trabajo y los demás reglamentos (Perfiles, Reglamento Interior de Trabajo, Programa de Productividad, etc.) donde los dueños  tengan la oportunidad de rasurar notablemente nuestros derechos laborales y contractuales, particularmente el de la pensión jubilatoria y las antiguedades, restableciendo un severo régimen laboral similar al de tipo carcelario que vivieron las operadoras hasta los años 70s.

martes, 30 de enero de 2018

De lo perdido y lo vivido en 2017


A manera de balance


  2017 va a pasar en la historia de los telefonistas como el año de las prórrogas del emplazamiento a huelga. Fue la táctica empleada por Hernández Juárez para encarar la partición de Telmex. Sin embargo, lo que ha definido el rumbo del conflicto no son las prórrogas sino dos movilizaciones en particular: la primera, el mitin realizado el 26 de julio de 2017 junto con la política de alianzas orquestada por el dilatado líder, donde se patentó el apoyo del sindicalismo y de las organizaciones sociales activas, junto con el respaldo previo del Congreso del Trabajo y el involucramiento del Secretario de Trabajo; y la segunda, la falta colectiva del 5 de septiembre, que produjo el encuentro del Ejecutivo con el principal dueño de Telmex y el STRM, donde el Sr. Slim se pronunció por el respeto a nuestros derechos y a la integridad del sindicato, aunque cabe resaltar que no lo hizo contra la partición de Telmex.
Ya veremos si en plena carrera por la presidencia de la República el capítulo final termina con el desistimiento de la separación o partición de Telmex, o si ésta se divide pero con el respeto de los derechos, de la plantilla de telefonistas y de la interlocución del STRM, o con el prolongamiento del conflicto hasta que el nuevo Presidente esté en condiciones de negociar con las principales empresas de telecomunicaciones, incluido Grupo Carso y el sindicato mismo.
Mientras tanto, la ofensiva contra nuestra materia de trabajo y contra el sindicato mismo durante 2017 nubló una serie de afectaciones a los telefonistas. En el terreno económico, las afectaciones fueron las siguientes:
1.    Empezamos el año perdiendo nuevamente 1.53% de nuestro salario tabulado por el impuesto a la parte no exenta del fondo de ahorro. La decisión del IFT sobre la separación funcional le dio a los dueños de Telmex y al  cuajado líder el pretexto perfecto para ya no insistir en la demanda contra dicho impuesto.
2.    Pérdida neta del 21% del reparto de utilidades por las afectaciones que tuvo Telmex por las imposiciones tarifarias del IFT.
3.    Pérdida aproximada del 1.5% de nuestro salario tabulado que se embolsó el mago de los seguros sindicales, el Sr. Macooley.
4.    Lo que se perdió de la revisión salarial para el control de los delegados y convencionistas (gastos de asambleas y convenciones y por revisión salarial) y para los negocios de dudosa rectitud en la remodelación y construcción de edificios sindicales que benefician a algunos miembros de la familia real. Todo esto equivale a 0.5% del aumento salarial.
La suma de estas pérdidas equivale al 3.53% del salario tabulado que, restado del 5.2% que tuvimos de aumento salarial el 25 de abril (4.2% directo al tabulador y 1% en prestaciones), al final nos quedaba solamente un 1.67% de aumento al tabulador. Este micro aumento terminó desvaneciéndose por el impacto de la inflación que, por ejemplo, en el caso de las gasolinas pasó de $14.81 la Premium en diciembre de 2016 a $18.48 un año después, en diciembre de 2017.
En el plano sindical se acentuó la represión de parte del Secretario General hacia las voces discrepantes. No solo se conserva el clima de control autoritario mediante la suspensión de los derechos sindicales a los compañeros que se atreven a criticar la política empresista del eterno Secretario, sino que se acentuó con la expulsión y rescisión del contrato laboral de la mayoría de los miembros del Comité Ejecutivo Nacional del sindicato democrático que tienen los trabajadores de la Caja de Ahorro de los Telefonistas.
Mientras que se inflan enormemente los costos de la construcción de las nuevas instalaciones de la Caja de Ahorro de los Telefonistas en beneficio de los familiares del Secretario General, por el otro lado la enorme, escandalosa y gigantesca proliferación de las empresas contratistas y subcontratistas que se exhibió con toda su fuerza a mediados de año cuando Telmex impulsó en los hechos la separación funcional de la planta externa, reveló el gran daño que ha provocado en nuestra materia de trabajo y en la fuerza del sindicato.
Esta pérdida de materia de trabajo que solapó e impulsó el mismo Secretario General y su equipo más cercano de familiares y comisionados, tanto en la vía de los hechos como en las negociaciones de los últimos 20 años, debilitó tanto al sindicato y particularmente a la investidura del Secretario General mismo, que Telmex olímpicamente lo dejó fuera de las negociaciones con el IFT a fines de 2016 y comienzos de 2017, y que los dueños de Telmex hubieran impulsado desde el IFT la partición de la empresa, como el mismo Hernández Juárez reconociera a mediados de año. Aunque derivado de la falta colectiva el Sr. Slim se pronunció por el respeto a nuestros derechos y a la interlocución del STRM en la negociación que tuvieron a fines de noviembre con el Ejecutivo, sin embargo no se pronunció contra la separación funcional, como lo detallamos en otro artículo de este número.
Si además de convocar al movimiento social a solidarizarse en nuestra próxima revisión contractual, el Secretario General dejase de controlar al sindicato con el garrote en la mano contra las voces que podemos opinar distinto a él, y si respetara los mecanismos democráticos de la vida interna, el sindicato se vería fortalecido en su lucha por evitar la partición de Telmex.
Lo que hicieron los directivos de Telmex a mediados de año en el sentido de avanzar en los hechos hacia la partición de la empresa no debemos olvidarlo. ¿Ya dieron marcha atrás? ¿Ya dejaron de contratar personal para Macronet? ¿Ya dejaron de vender en línea? ¿Ya desactivaron a las filiales en las contrataciones? Si no es así, esto es lo urgente a resolver. La revisión contractual debiera ser el momento para lograr una reducción sensible del peso de las filiales y para rescatar esa gran cantidad de materia de trabajo perdida por la sumisión a los intereses de los dueños de Telmex.