2017 va a pasar en la historia de los
telefonistas como el año de las prórrogas del emplazamiento a huelga. Fue la
táctica empleada por Hernández Juárez para encarar la partición de Telmex. Sin
embargo, lo que ha definido el rumbo del conflicto no son las prórrogas sino
dos movilizaciones en particular: la primera, el mitin realizado el 26 de julio
de 2017 junto con la política de alianzas orquestada por el dilatado líder,
donde se patentó el apoyo del sindicalismo y de las organizaciones sociales
activas, junto con el respaldo previo del Congreso del Trabajo y el
involucramiento del Secretario de Trabajo; y la segunda, la falta colectiva del
5 de septiembre, que produjo el encuentro del Ejecutivo con el principal dueño
de Telmex y el STRM, donde el Sr. Slim se pronunció por el respeto a nuestros
derechos y a la integridad del sindicato, aunque cabe resaltar que no lo hizo
contra la partición de Telmex.
Ya veremos si en
plena carrera por la presidencia de la República el capítulo final termina con
el desistimiento de la separación o partición de Telmex, o si ésta se divide
pero con el respeto de los derechos, de la plantilla de telefonistas y de la
interlocución del STRM, o con el prolongamiento del conflicto hasta que el
nuevo Presidente esté en condiciones de negociar con las principales empresas
de telecomunicaciones, incluido Grupo Carso y el sindicato mismo.
Mientras tanto, la
ofensiva contra nuestra materia de trabajo y contra el sindicato mismo durante
2017 nubló una serie de afectaciones a los telefonistas. En el terreno
económico, las afectaciones fueron las siguientes:
1.
Empezamos
el año perdiendo nuevamente 1.53% de nuestro salario tabulado por el impuesto a
la parte no exenta del fondo de ahorro. La decisión del IFT sobre la separación
funcional le dio a los dueños de Telmex y al
cuajado líder el pretexto perfecto para ya no insistir en la demanda contra
dicho impuesto.
2.
Pérdida
neta del 21% del reparto de utilidades por las afectaciones que tuvo Telmex por
las imposiciones tarifarias del IFT.
3.
Pérdida
aproximada del 1.5% de nuestro salario tabulado que se embolsó el mago de los
seguros sindicales, el Sr. Macooley.
4.
Lo
que se perdió de la revisión salarial para el control de los delegados y convencionistas
(gastos de asambleas y convenciones y por revisión salarial) y para los
negocios de dudosa rectitud en la remodelación y construcción de edificios sindicales
que benefician a algunos miembros de la familia real. Todo esto equivale a 0.5%
del aumento salarial.
La suma de estas
pérdidas equivale al 3.53% del salario tabulado que, restado del 5.2% que
tuvimos de aumento salarial el 25 de abril (4.2% directo al tabulador y 1% en
prestaciones), al final nos quedaba solamente un 1.67% de aumento al tabulador.
Este micro aumento terminó desvaneciéndose por el impacto de la inflación que,
por ejemplo, en el caso de las gasolinas pasó de $14.81 la Premium en diciembre
de 2016 a $18.48 un año después, en diciembre de 2017.
En el plano sindical
se acentuó la represión de parte del Secretario General hacia las voces
discrepantes. No solo se conserva el clima de control autoritario mediante la
suspensión de los derechos sindicales a los compañeros que se atreven a
criticar la política empresista del eterno Secretario, sino que se acentuó con
la expulsión y rescisión del contrato laboral de la mayoría de los miembros del
Comité Ejecutivo Nacional del sindicato democrático que tienen los trabajadores
de la Caja de Ahorro de los Telefonistas.
Mientras que se
inflan enormemente los costos de la construcción de las nuevas instalaciones de
la Caja de Ahorro de los Telefonistas en beneficio de los familiares del
Secretario General, por el otro lado la enorme, escandalosa y gigantesca
proliferación de las empresas contratistas y subcontratistas que se exhibió con
toda su fuerza a mediados de año cuando Telmex impulsó en los hechos la
separación funcional de la planta externa, reveló el gran daño que ha provocado
en nuestra materia de trabajo y en la fuerza del sindicato.
Esta pérdida de
materia de trabajo que solapó e impulsó el mismo Secretario General y su equipo
más cercano de familiares y comisionados, tanto en la vía de los hechos como en
las negociaciones de los últimos 20 años, debilitó tanto al sindicato y
particularmente a la investidura del Secretario General mismo, que Telmex
olímpicamente lo dejó fuera de las negociaciones con el IFT a fines de 2016 y
comienzos de 2017, y que los dueños de Telmex hubieran impulsado desde el IFT
la partición de la empresa, como el mismo Hernández Juárez reconociera a
mediados de año. Aunque derivado de la falta colectiva el Sr. Slim se pronunció
por el respeto a nuestros derechos y a la interlocución del STRM en la
negociación que tuvieron a fines de noviembre con el Ejecutivo, sin embargo no
se pronunció contra la separación funcional, como lo detallamos en otro
artículo de este número.
Si además de convocar
al movimiento social a solidarizarse en nuestra próxima revisión contractual,
el Secretario General dejase de controlar al sindicato con el garrote en la
mano contra las voces que podemos opinar distinto a él, y si respetara los
mecanismos democráticos de la vida interna, el sindicato se vería fortalecido
en su lucha por evitar la partición de Telmex.
Lo que hicieron los
directivos de Telmex a mediados de año en el sentido de avanzar en los hechos
hacia la partición de la empresa no debemos olvidarlo. ¿Ya dieron marcha atrás?
¿Ya dejaron de contratar personal para Macronet? ¿Ya dejaron de vender en línea?
¿Ya desactivaron a las filiales en las contrataciones? Si no es así, esto es lo
urgente a resolver. La revisión contractual debiera ser el momento para lograr
una reducción sensible del peso de las filiales y para rescatar esa gran
cantidad de materia de trabajo perdida por la sumisión a los intereses de los
dueños de Telmex.