lunes, 2 de febrero de 2015

Ayotzinapa. ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!










La descomposición del sistema político mexicano afloró con la masacre a los estudiantes normalistas de Ayotzinapa y con las más de 100 mil muertes producidas desde que Calderón declaró la guerra a los cárteles de la droga.
En nuestro país las fronteras entre el narcotráfico y las estructuras del Estado se han borrado desde hace mucho y esta es una de sus consecuencias: todo aquel que piensa, que estudia, que critica, que informa (como el periodismo), puede ser presa de la represión o incluso de la muerte.
Por eso, los telefonistas no debemos quedarnos como simples espectadores de la barbarie, pues no estamos exentos de que en el futuro inmediato lo mismo nos suceda o le pase a alguno de nuestros familiares.

¡Incorporémonos de manera activa y real a la lucha por acabar con este estado de cosas, y no como lo hace la dirección sindical, de manera oportunista, pues ahora se suma a la exigencia de la presentación con vida de los 42 estudiantes, cuando anteriormente apoyó a Ángel Aguirre  en su campaña por la gubernatura del estado de Guerrero!

La jubilación que se aleja

Fibra Sindical No, 5
Por Jorge Zambrano González

Últimamente los compañeros que han cumplido su tiempo de trabajo y han querido tramitar su jubilación se han encontrado con la sorpresa de que no pueden hacerlo. Lo triste es que no es la empresa sino los funcionarios sindicales quienes se niegan a hacerles el trámite.
No es sorpresivo que sea la estructura sindical la que se aferre en alargar los años de desgaste laboral. Desde que en el año 1998 propuso el Acuerdo Marco, ha sido la obsesión de Telmex y del Comité Ejecutivo Nacional negociar la jubilación. Por fin en 2009 consiguieron un añadido a la clausula 149 por la cual los compañeros que entraron a partir de esa fecha no se pueden jubilar antes de los 60 años, o si lo hacen será con un porcentaje menor. El año pasado entró en vigor el Plan de Permanencia Voluntaria, impulsado por nuestro Secretario General, que tiene el fin de que los compas no se jubilen sino hasta que ya no puedan disfrutar de una calidad de vida.
Como la empresa no se apura en modificar el contrato, ha sido el Sindicato, a través de su última Convención, quien ha convertido en obligatoria la permanencia pactada voluntaria con la patronal. Sólo que al hacerlo, inhabilitando en los hechos la cláusula 149, contraviene los estatutos en sus capítulos 9 y 13 referentes a las obligaciones de los miembros del sindicato y de sus órganos directivos.
Tanto los miembros de a pie, como el Secretario General y los miembros del Comité de Vigilancia están obligados a hacer respetar los ordenamientos del Contrato Colectivo. Inclusive Vigilancia debe hacer nulos los acuerdos que violen estas disposiciones.
¿Cómo dar por bueno un acuerdo que obliga a los miembros a trabajar  más de 25 años después de haber cubierto la edad, o más de 31 sin importar la edad? ¿Acaso no es eso la modificación de la cláusula 149 en los hechos?

No puedo dejar de hacer notar que no es sólo la empresa, como en el siglo pasado, quien busca disminuir el tiempo de descanso jubilatorio y la calidad de vida de éste periodo; quien también lo hace es el grupo político sindical que nos ha gobernado desde hace 38 años.

Los salarios del hambre

Fibra Sindical No. 5

“… los salarios mínimos deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, para prever a la educación obligatoria de los hijos.” Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Art. 123

En nuestro país el salario mínimo es de $70.10. Por hora se paga a $8.76. Los gobiernos priistas y panistas al servicio de las grandes corporaciones monopólicas lo han mermado hasta encontrarse incluso en un 36% por debajo de la línea de pobreza. Más bien, deberíamos decir que es un salario que nos hunde en la miseria. Por décadas han mermado la calidad de vida de los trabajadores, privándonos del producto de nuestro esfuerzo. Los especialistas dicen que desde 1976 a la fecha, el salario mínimo ha perdido más del 70% de su poder adquisitivo. ¿Dónde quedó el mandato constitucional que establece que deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales en el orden material, social, educativo y cultural?
El pasado mes de agosto se celebró en la Ciudad de México un foro internacional que analizó esta situación, que entre muchos otros aspectos reveló que el salario mínimo de los trabajadores no calificados debería ser de entre 8 mil y 11 mil pesos mensuales. Pero a pesar de este resultado, a la hora de las propuestas el anfitrión convocante, el Gobierno del Distrito Federal, se quedó corto al proponer que pasara a $80.00.
México es uno de los países que cuenta con los salarios más bajos. En la OECD ocupamos el último lugar y en el registro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estamos entre los últimos lugares. Pero a cambio, somos el país subdesarrollado con más multimillonarios en la listas mundiales de los hombres más ricos y donde los funcionarios ganan como si fueran reyes, como se puede ver en el Cuadro.
Pero lo que ya no da coraje, sino lástima, es ver que Hernández Juárez, a través de la UNT,  incluso se opusiera a esta propuesta de aumento emergente, remitiéndola a los aumentos de la productividad. ¡Cuán alejado de la realidad se encuentra este señor! Pero reculó. En la pasada Convención, al acercarse al Jefe de Gobierno del DF e invitarlo a este evento, el secretario general terminó apoyando la iniciativa.

Es lamentable que quien se dice ser un “dirigente democrático” con una política “de vanguardia” sea tan reaccionario con las necesidades vitales de los trabajadores. No comprende –puesto que en realidad la camiseta que defiende es la de los grandes empresarios- que al luchar por elevar el salario mínimo en los términos de la Constitución, eso coadyuvará a que mejoren sustancialmente los salarios de todos los trabajadores mexicanos. Pero si incluso el salario de los telefonistas ha mermado su poder adquisitivo sobre todo a raíz de la privatización de la telefonía, con la complicidad de este líder eterno, no podemos esperar algo distinto de su actuación fuera de nuestro sindicato.

21 DE ENERO, A 100 AÑOS DE ESTALLADA LA PRIMERA HUELGA TELEFONISTA

Fibra Telefonista  No. 5
 Por Arturo Figueroa Saucedo

El 14 de diciembre de 2014 cumplimos 100 años de existencia como gremio. Fue en ese día, en 1914, cuando telefonistas y electricistas nos agrupamos en un solo sindicato, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Lo que hoy son dos sectores de trabajadores, en sus inicios éramos uno solo, pues los telefonistas de la época, que laboraban en la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana y en la Empresa de Teléfonos Ericsson, por supuesto las dos trasnacionales, nos aliamos con los electricistas para constituir una sola organización.[1]
Se destaca que a escasos días de fundado el SME, el primer emplazamiento a huelga que realizó fue a la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana, a quien le estallaron la huelga el 21 de enero de 1915, empresa que fue requisada por el Gobierno y entregada a los trabajadores para su dirección y administración, “en esta forma, el SME obtuvo su primer triunfo y dejó establecido un importante precedente para la administración de las empresas industriales por los trabajadores”.
Pasada la huelga los telefonistas de la Ericsson se separan del SME y posteriormente forman en 1920 el Sindicato de Obreros y Empleados de la Empresa de Teléfonos Ericsson; por su parte, los telefonistas de la Mexicana se salen años después y en 1928 quedan registrados bajo el nombre de Sindicato Nacional de Telefonistas.
 Cabe recalcar que, a pesar de todo, esta hermandad de origen se mantuvo firme hasta 1960, mediante muchos mecanismos de apoyo, como la constitución en marzo de 1945 de la CONFEDERACION NACIONAL DE ELECTRICISTAS DE LA R. M., integrada por la Federación Mexicana de Trabajadores de la Industria y Comunicaciones Eléctricas, el SME y el Sindicato Nacional de Trabajadores de Teléfonos de México, destacando de este periodo el PACTO DE SOLIDARIDAD Y AYUDA MUTUA ENTRE ELECTRICISTAS Y TELEFONISTAS.
Nuestros Contratos Colectivos dan fe de esta unión, al mantener precisamente hasta 1960 como fecha de revisión contractual tanto el SME (Sindicato Mexicano de Electricistas) como el STRM (Sindicato de Telefonistas de la R. M.) el 16 de marzo de los años pares, impulsada por el Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical  que dejó honda huella en la lucha por la democracia. Varios de los protagonistas de esa época dan fe de esa hermandad entre los dos gremios, pues un buen número de ellos se mantiene activo, transmitiendo generosamente su valiosa experiencia. Sin duda nuestra historia es una fuente de conocimiento esencial para retomar los principios, fines y métodos del sindicalismo, cuyo origen y razón de ser y permanecer, es la defensa y mejora de nuestros intereses de clase ante los patrones.
¡Mueran las direcciones sindicales pro-patronales!




[1]  Se formó con aproximadamente 300 obreros. Véase Méndez C., Benito. Historia de los sindicatos de telefonistas en la Ciudad de México durante el Cardenismo 1943-1940. ENAH, Tesis.  México, 2012, pág. 59. También les recomendamos la lectura de Rojo y Negro, cuaderno de formación sindical del SME, Revista Lux, diario El Monitor y Figueroa S., Arturo. Telefonistas: El Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical, 1958-1962, en Revista Trabajo y democracia hoy, No. 128, 5ª. Ed, 2014. México.

Lo que ganó Carlos Slim en 2014

Fibra Sindical No. 5

Por Miguel Ángel Lara Sánchez


El salario promedio de un telefonista activo bajo el contrato Telmex/STRM anda rondando los $570.00 diarios nominales. Considerando las prestaciones, es poco mayor de $910.00 diarios, pero quitándole un 32% por pago de impuestos, es de alrededor de $620.00. Esta cantidad nos debe alcanzar para comer, vestir, para vivienda, para la educación, la cultura, las actividades deportivas y para las recreativas de toda la familia. Todo, como dice la Constitución, para satisfacer normalmente nuestras necesidades.
Por ello, los telefonistas, y sobre todo, las mujeres, que son las que por lo regular administran el ingreso y el gasto familiares, hacemos magia con esos 620 pesos para tratar de vivir de manera digna.
Sin embargo, con el paso de los años hemos resentido el deterioro creciente de nuestro salario. Hace unos 40 años se comía mejor, se vestía mejor, se vivía en casas más amplias y confortables, y en general la recreación era de mejor calidad.
Pero llegaron los años 80 y la economía se petrolizó; el presidente prestidigitador que se convirtió en perro, López Portillo, nos dijo que nos preparáramos para “administrar la abundancia”. Luego otro presidente, Salinas,  nos dijo que ya habíamos escalado al “primer mundo”; Zedillo nos cargó una deuda eterna para salvar a los banqueros y finalmente los tres últimos presidentes nos hundieron en la peor crisis política y social como no había ocurrido desde la masacre de 1968.
Como La Bartola, esos 620 pesos deben estirarse y estirarse para que alcance. Aunque en realidad ya alcanzan para menos. Hay que soportar los gasolinazos, la devaluación del peso, la inflación real, las millonarias raterías de los diputados, senadores y las de toda la alta burocracia: desde los directores de secretarías, ministros de injusticia  hasta el presidente. En fin, hay que soportar esta pesada carga parasitaria que forma todas las estructuras del Estado. Y de paso, también tenemos que saciar los apetitos de los vividores sindicales. Todo con $620.00
Esto es lo que ocurre al trabajador telefonista. Nuestra vida, como en los mayas, aztecas o toltecas, es el inframundo. Sólo que en estas culturas los muertos eran quienes lo habitaban; pero en el siglo XXI, son los trabajadores asalariados quienes poblamos este submundo.
Distinto es aquél que vive en el mundo que decían los ex presidentes. ¿Quiénes habitan el mundo de la abundancia, del disfrute y la despreocupación por el pan de cada día? Los Servitje, los Azcárraga, Hernández, Larrea, Slim, etc.
En ese otro mundo las cosas son muy diferentes a las nuestras. Sabido es de todos que nuestro principal patrón brinca del primero al segundo lugar entre los millonarios más ricos. Veamos uno de los por qués.
Ya se empieza a publicar en las revistas internacionales lo que ganaron en 2014.[1] Carlos Slim ganó 3,500 millones de dólares, a pesar de los líos regulatorios en que lo ha metido la lucha depredadora por el mercado de las telecomunicaciones y a pesar de la caída de los precios del petróleo. Si los convertimos a pesos,[2] habrá ganado  52 mil 255 millones de pesos en 2014, o sea, $143 millones 164 mil 383 pesos diarios.
Si dividimos este ingreso diario entre las 8 horas que comprenden una jornada normal de trabajo para poderla equiparar con lo que gana un telefonista promedio en una de sus ocho horas de labor, resulta que el Sr. Slim ganó 17 millones 895 mil 548 pesos por hora, mientras que el telefonista de salario medio ganó apenas $77.50.
Comité Editorial: Jorge Zambrano González. (Querétaro, Qro.); Arturo Figueroa Saucedo, (Hermosillo, Son.); Hugo Márquez Madrigal (Lagos de Moreno, Jal.); Jesús Cuevas Ortiz, Melesio Ávalos Méndez, Miguel Ángel Lara Sánchez, Pablo Ángel Lugo Colín,  Ramón E. Félix Vázquez, Rosa María Ortiz Camacho y C. Benito Méndez Castro (Sección Matriz).
Correo de la Asociación:
Los artículos firmados no necesariamente reflejan la opinión del Comité Editorial.
En el mundo real una hora del salario de un trabajador telefonista equivale a una comida corrida en los restaurantes cercanos al edificio central de Telmex en la Colonia San Rafael sin lujos ni disfrutes especiales. .Por el contrario, nuestro patrón alcanzaría a pagar 230,910 comidas corridas con lo que gana en una hora. O también podría comprar con esa cantidad ocho departamentos en la Colonia San Rafael. La multa que a mediados de enero de este año le impuso el IFT de 14.4 millones de pesos la pagaría con lo que gana tan sólo en 48 minutos.
Con lo que percibe el Sr. Slim en una hora se alcanzaría a pagar un salario diario a 255,286 obreros que ganen el mínimo.
Pero existe una pequeña gran diferencia. Lo que gana un telefonista al día es resultado de su trabajo, mientras que lo que gana el Sr. Slim es resultado del trabajo de otros, de sus trabajadores: telefonistas, mese-ras, albañiles, electricistas, petroleros, terceros, etc. Es riqueza apropiada resultado de la explotación del trabajo ajeno.
¿Bajo qué formas, métodos y mecanismos? Es lo que trataremos en el siguiente número.



[1] Ver el portal de Bloomberg en Internet, por ejemplo.
[2] Al tipo de cambio del 13 de enero de 2015, que fue de $14.93 por dólar.